La autora aborda la práctica clínica contemporánea, donde nos encontramos con individuos, aparentemente incapaces de ponerse en contacto con su propia dimensión existencial, que comunica su desapego, a veces incluso total, de sus sentimientos y miedos, voluntariamente comprometidos como están para evitar experimentar la inevitable angustia que puede acompañarlos a lo largo de la vida. Esta disociación de la emoción que produce angustia se revela al médico a través del desapego o una simple acción. Este sentimiento que genera tanto desapego como su opuesto, tal vez una reacción hipomaníaca, demuestra estar "ausente" y no es percibido por el paciente. De esta manera, la angustia se puede evitar y, de hecho, parece "ausente", pero lo que se experimenta es la gama completa de movimientos reales y directos conectados con ella, como el miedo, el terror, el pánico, el desapego, la apatía y la anhedonia. La autora se propone aclarar los términos "miedo", "ansiedad" y "angustia", ya que se han utilizado históricamente en filosofía, psicoanálisis, psiquiatría y psicología. En última instancia, ella explica su razón para su elección de la palabra "angustia" en lugar de "ansiedad" en su manejo distinto y explícito de este tema.
Palabras clave:
Disociación,
Angustia,
Afecto,
ansiedad,
miedo,
práctica clínica contemporánea.
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