Con la reciente sentencia del “macro-juicio” por los atentados del 11 de marzo de 2004 parece cerrarse (dudas, lagunas y apelaciones aparte) el costado judicial de uno de los traumas colectivos de mayor impacto en los últimos años en nuestro país. Cerrarse, digo, la etapa judicial, lo que sin duda es de gran importancia para las víctimas directas de aquella tragedia y para la sociedad en general, pero se reabre o se reactiva la confrontación política que en su momento provocó, con la consabida parafernalia de descalificaciones, acusaciones e insidias.
Palabras clave:
Trauma,
Aburto,
11-M,
Duque,
Mallo,
Álvarez.
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