Este texto habla acerca de los jóvenes universitarios que van a consulta psicológica para resolver cuestionamientos sobre sí mismos y sobre otros aspectos fundamentales de su psiquismo y su realidad. El dispositivo clínico se convierte en un escenario que facilita la elaboración de dichos cuestionamientos. El psicólogo, por su parte, hace las veces de cuidador, valiéndose de una actitud de negociación, receptividad, comprensión, desnudez y espontaneidad; al igual que de artificios técnicos como el holding, el juego y la creatividad, para posibilitar que los jóvenes elaboren su experiencia de estar creciendo.
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