Las faltas en el análisis alteran el contrato terapéutico y constituyen así un auténtico fracaso en la función analítica. Pero también reflejan nuestra perdurable e inmutable humanidad, los límites de nuestra capacidad para suspender totalmente las necesidades personales en un contexto que así lo requiere. Como analistas debemos enfrentarnos a la necesidad paradójica de abrazar el ideal analítico, su inevitable colisión con nuestra humanidad real y limitante, y, al mismo tiempo, la necesidad de mantener una pelea consciente y permanente contra el abandono de dicho ideal. Existen reglas inherentes a cada teoría y a cada técnica cuya observación puede resultar difícil al analista. Aunque la teoría puede apoyar una postura profesional y disciplinada y contrarrestar la presión de las necesidades personales, el equilibrio es, inevitablemente, imperfecto.
Palabras clave:
Faltas,
Delitos,
Ética Profesional,
Desfondamiento,
Teoría,
Técnica.
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