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    Comentario de  
   Rosario Castaño Catalá 
   Película recién estrenada con una gran difusión; a su director Alejandro Amenábar le precede una carrera profesional de muchos éxitos, desde el primero que yo recuerde, Tesis en el año 1996 que fue, según palabras del director, una sorpresa tanto para el productor José Luis Cuerda como para el mismo, hemos podido ver muchas historias: Tesis (1996) Abre los ojos (1997) Los otros (2001) Mar adentro (2004) Ágora (2009) Mientras dure la guerra (2019) hay más, estas son las que me han impactado a mí en su momento, y considero, además, que en todas ellas Amenábar plantea temas de mucho interés a nivel individual y colectivo. 
     
   El cautivo es un homenaje al arte de contar historias; cuando salí del cine me vinieron a la mente las mil y una noches, donde su protagonista Serezade tiene que inventar todo tipo de cuentos para que su “secuestrador” le permita seguir viviendo cada amanecer; aquí un joven Miguel de Cervantes descubre que contando historias puede llegar a encontrar un salva conducto para la libertad, para la vida.   
     
   He escuchado comentarios del tipo: “como se nota que la homosexualidad está de moda, otra vez una historia sobre lo mismo” o, este otro: “que historia más maravillosa” entiendo y respeto todas las opiniones, aunque no consigo entender cómo se puede reducir esta historia que nos cuenta Amenábar a un solo aspecto como la sexualidad de los protagonistas. En el cuento de Las mil y una noches la protagonista es una chica joven que tiene que soportar los caprichos de un hombre poderoso para salvar su vida y la de muchas mujeres de su entorno, y nadie se escandaliza de los abusos a los que es sometida, ¿y a quién le importa si Serezade sufre abusos, si eso es lo normal para las mujeres en todas las épocas? En El cautivo, Miguel tiene que soportar los caprichos y abusos de otro hombre poderoso, lo que levanta comentarios despectivos de algunos espectadores sobre su identidad, y orientación sexual llevando a reducir una historia interesante con múltiples matices a un solo aspecto de la vida del protagonista y además, tomarlo como excusa para criticar la homosexualidad, criticar al director y despreciar el resto de la historia, cuando además, definitivamente no es solo una historia de relaciones sexuales sean de la orientación que sean. 
     
   Alrededor de la figura de Miguel de Cervantes podamos asistir a la convivencia y las relaciones de los otros cautivos, a los conflictos entre Miguel y los compañeros; y … qué más da lo que es cierto y lo que no de la vida de Cervantes …, lo que sí es cierto es que estuvo cautivo durante cinco años y que pudo salvar la vida; me gusta pensar cómo Amenábar se iría haciendo preguntas del tipo ¿cómo pudo soportar el cautiverio; cual fue la relación de él con su cautivador; cómo descubre la manera de salir adelante; cómo le veían los demás presos? personas que vivían en unas condiciones de pánico, e impotencia; de torturas, sangre, muerte, imagino que escuchar historias también debió ser para ellos una forma de aliviar tanto dolor y desesperanza. 
     
   Contar historias, y contar-nos historias ayuda a salvarnos, aunque sea a ratos, la narrativa nos ayuda a sobrellevar la realidad, a colorearla; una de las facultades más interesantes del ser humano es la capacidad para inventar la realidad, imaginar una vida distinta, fantasear y tener expectativas que nos ayuden a ser mejores, o por lo menos a seguir adelante sobre todo en las dificultades.   
     
   Amenábar nos presenta una historia basada en hechos reales, dos religiones, islam y cristianismo enfrentados en el siglo XVI, y lo hace con arte de no juzgar, de no ponerse del lado de una o de otra, con frases como dice uno de los curas cristianos “lo que nos hacéis vosotros os hacemos nosotros también” ninguno de los dos “bandos” tal como se presentan en 1500 están libres de prejuicios, normas irracionales, dolorosas, injustas e incomprensibles, hemos avanzado, ya no tenemos “el santo oficio” en la religión cristiana, pero seguimos viéndonos como dos bandos irreconciliables, es un tema a debatir en el que no quiero entrar en este espacio, lo dejo como reflexión. Las costumbres de una cultura dominada por una religión y la de otra dominada por otra religión es presentada con una estética y una música que ayudan a aguantar la tensión y el intenso dramatismo que transpira cada imagen y cada dialogo. 
     
   Un guion inteligente que conduce al espectador por un laberinto en el que a veces necesitamos con cierta apremio alcanzar la salida porque hay momentos en que el espectador cree que no la va a encontrar, aún sabiendo que Miguel sobrevivió, parece que no se va a salvar, es como recorrer un camino lleno de obstáculos insuperables que consigue saltárselos por los pelos, estamos en tensión todo el tiempo, y al final no olvidemos la música que nos despide mientras se encienden las luces de la sala y que nos aporta cierto alivio; por fin Cervantes puede ver La Mancha, sus molinos, puede volver a su país, a su tierra, sí, un respiro, incluso esa escena está repleta de matices que nos transportan a muchas otras imágenes, una maravilla, hay que verla. 
     
   Y volver a leer el Quijote, Amenábar hace muchos guiños a ese libro que hizo famoso en todo el mundo a Cervantes, y ha creado una gran polémica, intuyo que, tal vez sin proponérselo, se ha atrevido a imaginar a la persona, no al escritor, ha osado, dirán algunos, crear una historia de ficción sobre un hecho real.   
   El Quijote, un libro que se ha traducido a muchos idiomas y se ha actualizado al lenguaje de los lectores del siglo XXI. En ese sentido hay uno cuyo título completo es este: Don Quijote de la Mancha, puesto en castellano actual integra y fielmente por Andrés Trapiello, que tardó 14 años en traducir del castellano original al nuestro, en editorial Destino, año 2015. 
   Y en su prólogo dice así Miguel de Cervantes: 
   …” ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío sino la historia de un hijo seco, mustio, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados por ningún otro, como engendrado que fue en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y todo triste ruido su morada? ...” pp. 21 El Quijote.  
     
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