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Conocerás al hombre de tus sueños

Ficha técnica y artística

 

Title original: You will meet a tall dark stranger

Director: Woody Allen
Año: 2010
País: EE UU
Fotografía: Vilmos Zsigmond
Reparto: Josh Brollin, Anthony Hopkins, Naomi Wats, Freida Pinto, Antonio Banderas, Gemma Jones, Lucy Punch
Género: Comedia dramática

 
Reseña de Rosario Castaño Catalá
 
Sinopsis: Las vidas de varios personajes cuyas pasiones, ambiciones y angustias tendrán como consecuencia todo tipo de conflictos que irán desde la locura hasta el peligro. Esta comedia dramática gira en torno a diferentes miembros de una familia, sus complejas vidas amorosas y los intentos estrambóticos de solucionarlas. 
 
Comentario de Rosario Castaño:
 
Con Allen y con Almodóvar me pasa siempre lo mismo, tengo que ver todo lo que estrenan, sino me perderé algo interesante. Pertenece a esa clase de directores que inventan guiones y dirigen historias sin ningún esfuerzo, no parece que les dedique mucho tiempo y sin embargo, estoy segura que lo hace, ya que sus películas transmiten frescura y ligereza y todos sabemos que, la espontaneidad en cualquier trabajo creativo, exige muchas horas  y  mucha preparación. Siempre provoca la sonrisa, divierte y hace pensar y eso que son historias llenas de conflictos emocionales, crisis personales y familiares.
 
Con este director y también actor, crecieron todos los jóvenes de los años setenta que asistían, con mucha curiosidad, grandes expectativas y no pocos temores a los cambios sociales de la época. Todavía tengo en la retina su película número treinta y cinco, “Annie Hall”, que supuso un antes y un después para él y para la actriz Diane Keaton; reflejaba de  forma original, cómo se entendían el amor, las relaciones de pareja estables de larga duración, la fidelidad, el sexo, en esos años herederos de la revolución sexual de los sesenta. Presenta a un comediante de 40 años, chistoso, neurótico, enamoradizo, lleno de obsesiones y dudas, con dos divorcios a sus espaldas, y a una chica que después de una larga terapia, consigue sentirse más segura y capaz de tomar decisiones importantes en su vida. Desde su estreno, en 1977, ha llovido mucho, hemos pasado de aquella sociedad moderna a la sociedad postmoderna, la de la globalización, las nuevas tecnologías, las comunicaciones rápidas y la que está sufriendo una importante crisis económica y social, a nivel mundial.
 
En esta última película Allen describe, de nuevo, los profundos cambios de la sociedad globalizada que, se reflejan en la forma en que se vive la pasión, el amor, las relaciones de pareja y las familiares. Sus películas están centradas en los diálogos y estos muestran todos los anhelos, miedos, miserias, pasiones, traiciones y deseos entre personajes de diferentes edades, es todo un mapa del perfil humano que, actualmente, en las grandes ciudades, cambia y se consume con tanta rapidez, como lo hacen la tecnología, el dinero, el trabajo y el tiempo libre. 
 
La globalización tiene sus consecuencias y como dice Tzvetan Todorov en su magnífico libro “El miedo a los bárbaros” Actualmente, la información es instantánea, tanto en palabras como en imágenes, y llega al mundo entero; (móviles, televisión, radio, mail, Internet…) donde antes podíamos lamentar falta de información ahora nos encontramos inundados por ella. Eso significa que todos sabemos como viven al otro lado del mundo, hay mayor relación entre países ricos, países pobres con una economía emergente y países pobres marginados desde siempre, y entre personas de distintas razas, religión y tradiciones.
 
Allen refleja en sus películas, la sociedad de Occidente, la de los países ricos, la que lleva luchando, desde siempre, para convivir entre diferentes culturas, y aunque entre sus personajes, no hay una diferencia notable a nivel social y económico, sí refleja otra de las consecuencias de la globalización: La sociedad de consumo, donde todo queda caduco en cuanto se compra, también el amor y las relaciones, todo se agota en cuanto le prestamos un poco de nuestra atención, enseguida necesitamos mirar hacia algo o alguien nuevo, imaginando que será más interesante y acabara proporcionándonos  la felicidad.
 
Entre risas y penas, he tenido la certeza de asistir a una historia bien contada, que me recuerda lo que Zygmunt Bauman llama, “El amor líquido” (acerca de la fragilidad de los vínculos humanos), una sociedad donde el amor no encuentra satisfacción, y el deseo y el erotismo se diluyen entre  la posesión, el poder, la fusión y el desencanto. Una cosa es cierta, no podemos aprender a amar como tampoco podemos aprender a morir, aunque, siempre conoceremos más de la pasión, si compartimos nuestro tiempo con “ese alguien especial” que, no sabemos si será el hombre o la mujer de nuestros sueños pero mientras lo descubrimos, yo me conformo con la posibilidad de poder reírnos juntos.

 

 

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