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Fundamentos del Psicoanálisis Relacional: Filogenia y ontogenia. Dr. Mauricio Cortina 

El psicoanálisis relacional emerge como un dialogo entre teorías de relaciones objétales que surgen en la Gran Bretaña y teorías de relaciones interpersonales y algunos representantes de la self psychology que surgen en los Estados Unidos. La pluralidad de voces y una actitud más abierta, autentica, flexible y cooperativa del dialogo clínico de este giro relacional es uno de sus logros más importantes. Pero con pocas excepciones, la posibilidad de crear una integración ha quedado rezagado como meta, e inclusive para algunos, una mata indeseable. Esta posición se basa en creencia de que la cacofonía de voces del psicoanálisis contemporáneo y su eclecticismo actual evita caer en dogmatismos que han caracterizado la historia del psicoanálisis. Lejos de ser una amenaza, esfuerzos integrativos son esenciales para crear un dialogo más productivo dentro del psicoanálisis relacional y crear terapias más efectivas. Una parte muy importante de esta integración debe incluir una visión de que es lo que nos hizo humanos.
Desde las primeras especulaciones de Freud sobre la relación entre la filogenia y la ontogenia el tema ha sido desatendido. Este ensayo tiene dos tesis centrales. Primero, que el producto principal de nuestra herencia filogenética es haber creado una mente construida para poder comunicar y compartir experiencias basados en gestos, emociones, motivaciones y valores en común, creando una forma de ultracooperación que caracteriza a nuestra especie. La combinación de estas capacidades de una mente construida para cooperar y comunicar mediante un proto-lenguaje basado en gestos e imitación (mimesis) creo un tipo nuevo de evolución, la evolución cultural. La evolución cultural co-evolucionó con la evolución biológica. La evolución biológica funciona mediante presiones selectivas que operan a nivel genético que favorecen aquellos genes y fenotipos más adaptados a sobrevivir en ambientes específicos. La evolución cultural está basada en presiones selectivas que operan a nivel de grupos y que favorecen grupos más flexibles y cooperativos que compiten favorablemente por con grupos menos flexibles y cooperativos. La información y conocimiento adquirida por grupos más cooperativos y flexibles se transmite culturalmente y se va acumulando a través de miles de generaciones. Estas dos formas de evolución empezaron a influirse mutuamente hace 100,000 años, o tal vez mucho antes, creando las condiciones favorables para la emergencia de capacidades simbólicas y la aparición del lenguaje. El resultado ha sido una flexibilidad adaptativa y una capacidad de auto-transformación de nuestra especie sin paralelo en la naturaleza.
La segunda tesis de este ensayo es que podemos ver manifestaciones de las bases socio-biológicas y culturales de nuestra especie claramente en el desarrollo ontogenético. Esto no es un argumento mecanicista simple de que la ontogenia recapitula la filogenia directamente como lo pensó Freud, sino más bien que podemos ver en la ontogenia temprana las huellas de las motivaciones socioemocionales y capacidades sociocognitivas y normativas que nos hicieron humanos, y podemos ver en la filogenia los efectos de modificaciones de la ontogenia. Las relaciones entre la filogenia y ontogenia son complexa bidireccionales. Concluyo con algunas observaciones preliminares señalando como las motivaciones y capacidades de nuestra mente cooperativa, comunicativa y compartida son esenciales para el ejercicio de terapias de tipo relacional.

Palabras clave: Psicoanálisis Relacional., filogenia, ontogenia, patrimonio evolutivo, evolución biológica Comentarios (0) RSS comment feed  Article Rating